viernes, 5 de septiembre de 2014

ELEMENTOS CRUCIALES EN LAS TEORIAS DEL COMPORTAMIENTO ELECTORAL

 Por: Monica María Sinisterra
Raúl Cortés-Landázury


Los primeros estudios sobre el comportamiento electoral desde la economía, introdujeron el marco metodológico de análisis del sistema de precios de la teoría económica neoclásica al estudio del comportamiento político y del sistema político. Hotelling (1929) mostraría como el comportamiento de los dos partidos políticos principales, podría ser explicado en forma similar al comportamiento de dos duopolistas localizados en una calle principal, bajo la cual, la competencia política por controlar el gobierno, no sería muy diferente de la competencia entre empresas por ganancias.

Esta perspectiva de análisis, que también se conoce como análisis político espacial, permitía construir de manera formal, un marco de análisis del comportamiento de electores y candidatos por partido político. No obstante, ésta analogía tendría como resultante, varios inconvenientes a la hora de explicar sistemas multipartidistas, la permanencia de la corrupción en las instituciones y puestos públicos, entre otros aspectos relacionados con la heterogeneidad de los electores, y los sistemas de partidos. Problemas que en la actualidad, intentan ser explicados a través de un marco de análisis distinto, que introduce la información imperfecta, y la interacción estratégica entre los distintos agentes, que se conoce como análisis político estratégico, del cual el juego político del capítulo anterior es un ejemplo.

El estudio del comportamiento electoral tiene importancia, no solo por los elementos que afectan la decisión del ciudadano, sino también, por aquellos elementos que afectan la transformación de los sistemas políticos.

Podemos asumir sin lugar a dudas, que la base del análisis del comportamiento electoral,  está planteada en la ciencia política y la sociología, (Downs, 1957; Duverger, 1992; Campbell, 1965; Lazarsfeld, 1960; Lipset, 1959), sus principales implicaciones se pueden agrupar en tres enfoques básicos: El enfoque sociológico, el enfoque  psico-social y el enfoque racional.

5.1 Enfoque Sociológico


Algunos teóricos de la ciencia política (Lazarsfeld, 1960), han encontrado en estudios empíricos aplicados a regiones particulares, procesos que operan entre los individuos y que son determinados por factores como la educación, la adscripción a una religión, a un lugar de residencia, clase social, partido político, etc. para explicar la decisión electoral, y que inciden en sus reacciones como presiones externas del contexto colectivo.

De acuerdo con Lazarsfeld (1960), para un estudio en Kansas en Estados Unidos, los sucesos ocurridos en el periodo inter-electoral, lograron hacer mudar de posición a un número de votantes más de dos veces mayor, que lo logrado por los acontecimientos de la campaña. El número de votantes indecisos iba disminuyendo a medida que avanzaba la campaña, pero en lo tocante a las especulaciones sobre el ganador, las cifras mostraron una tendencia distinta.

En forma concluyente, Lazarsfeld (1960) considera que durante una campaña presidencial, la mayoría de los ciudadanos saben por quien votarán y creen saber cual candidato triunfará. La idea personal acerca del probable ganador, es un proceso interno que pasa por la predicción y la predisposición existente asociada al contexto, que ejerce una influencia radical sobre la decisión electoral.[1]

Es por ello, que factores como el grado de interés sobre el proceso electoral, determinan el valor de la relación entre la intención del votante y la predicción del resultado de los comicios.

5.2 Enfoque Psico-Social


Otro autor que planteó importantes aportes para el análisis de la decisión electoral es Angus Campbell et. al. (1965) en su clásico libro The American Voter. Su hipótesis básica es: la decisión electoral de los individuos puede ser afectada por las imágenes, actitudes y sensaciones que perciben de los candidatos, y en general, de la campaña electoral.

Según Campbell:

 “Los Actos de votación individual son el resultado del mundo político que forman las personalidades, objetivos y los partidos políticos y otros grupos de presión. El comportamiento del elector, depende no solamente de su identificación partidaria; sino también de las actitudes del gobierno frente a los asuntos públicos (asuntos externos) y la personalidad del candidato” (Campbell, 1965; 277).

 Esto significa que, el balance entre los antecedentes de los gobernantes y las percepciones sobre el futuro condicionan la decisión política – electoral. Campbell (1965) rompe con la tradicional visión que plantea, que los electores toman decisiones políticas de acuerdo al desempeño de las administraciones públicas, para afirmar que lo cierto es que también proceden, de acuerdo a la comparación de las imágenes de los candidatos[2]. Este factor es crucial, a la hora de determinar el análisis político de las políticas económicas, puesto que, si los políticos dentro de los cargos públicos y los candidatos, saben que los ciudadanos son de alguna manera indiferentes, ante las políticas económicas implementadas, esto es, ante el desempeño de las administraciones públicas,  probablemente, tendrán más incentivos para señalizar a través de las imágenes, características que no poseen, a menos que la señalización sea muy costosa. Estos son aspectos que se tratarán en el capítulo ocho de este libro.

Más aún, el problema de la credibilidad de la política económica, desaparecería, para dar lugar, al problema de la credibilidad de la imagen del político, y en este sentido, habría necesidad de buscar la correlación existente, si la hay, entre el éxito de un gobierno y su imagen política ante los electores.

En este sentido, el tipo de sistema político, se convierte en un factor radical para determinar qué partido tendrá al candidato ganador, con respecto a las estrategias políticas. Sin embargo, los partidos minoritarios responden frente a esas estrategias, a través de la ideología. Por tanto, la identificación partidaria hace que las mayorías no destruyan necesariamente, a las minorías.

Por otra parte, en su libro, Campbell (1965) examina los factores que determinan la acción política en el plano electoral, asumiendo una interacción dinámica entre el comportamiento de los partidos políticos, las acciones del gobierno y la imagen que se estructura desde la personalidad del gobernante y del elector.

En efecto, Campbell (1965) considera que los votantes toman decisiones sopesando las experiencias del pasado y la imagen que transmiten los candidatos en el presente. De esta manera, no descarta  que frente a la escasez de información de los ciudadanos sobre  las ejecuciones de la administración pública, sea la vía de la ideología  o de las lealtades partidistas, uno de los factores que medie en la elección de los ciudadanos, cosa que permite a su turno, sostener el andamiaje del sistema político.

 En consecuencia, se crea un ambiente donde las reacciones del electorado a la actividad política, son parte del contexto en que los partidos políticos operan, y el comportamiento de los electores tiene importantes efectos en el sistema de partidos.  En este punto, es importante anotar que aunque Campbell (1965) plantea en principio, un estudio de la decisión electoral, parece que su verdadero interés recae, sobre las consecuencias de las lógicas de transformación y estabilidad del sistema político, esto es, en las características de la institucionalidad política. En donde el sistema presidencialista norteamericano, parece ser la insignia y ejemplo, para aquellos países que ostentan democracias directas, es decir, los que operan por fuera del esquema de representaciones parlamentarias[3]. Este problema en general, lo adolece la mayor parte de la teoría política formal, en particular, porque adopta  marcos de análisis de la política, tomando como base los esquemas de funcionamiento de la sociedad norteamericana, sin involucrar las características de instituciones  de otras latitudes, esto es, existe un vacío desde la teoría, para proveer un esquema institucional de análisis, más general, en el cual encaje América Latina.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                          

Desde este punto de vista, se plantea por un lado, cómo las decisiones del elector están sujetas a factores de orden histórico, como la ideología; que provocan la sostenibilidad de la organización política en el largo plazo, como mecanismo de canalización de las tensiones y conflictos sociales; y por otro lado, factores de corto plazo, que tienen que ver con las percepciones cognitivas de los sujetos políticos, que provocan la alternancia (permanencias, alineamientos o re-alineamientos) de los partidos en el ejercicio del poder público, y que ocasionan, cambios no revolucionarios en los programas y figuras que representan a los partidos políticos.

En este sentido, Campbell (1965) avanza en la definición de sistema político cuando lo entiende como: “....un grupo de actores, una o más decisiones que tienen al menos controles legales y constitucionales, efectos e influencia  extensiva a los  grupos de actores que responden a la decisión...”.  Este concepto, permite integrar dos dimensiones del juego político: lo formal y lo real. En la primera acepción, se involucra lo que tiene que ver con la arquitectura legal, que se ampara en el llamado “choque de trenes”, apuntando al control del ejercicio del poder, mediante la división de las ramas del poder público. En la segunda, se da cabida a las dinámicas transaccionales, que plantean la diversidad de intereses de los actores en el juego político, y que forman parte de los ambientes en que se desenvuelve el elector.

No obstante, este autor no deja claro el papel de los medios de comunicación y todas las estrategias de marketing en la decisión del ciudadano. Así las cosas, las decisiones de los votantes, parecen estar desprovistas del contexto mediático que reconocen autores anteriores como Paul Lazarsfeld (1960). De otra parte, no contempla la incidencia del sistema electoral, como elemento que puede alentar o desalentar al votante, como tampoco explica el origen de las actitudes cognitivas que hacen que un elector se incline por uno u otro candidato[4]. Y finalmente, porque no son valederos los caudillismos políticos, que parecen poner en juego la estabilidad del sistema político, a partir de las decisiones del elector, en las democracias directas.

 

5.3. Enfoque Racional: La Relación Costo- Beneficio del Elector


El enfoque racional del comportamiento electoral introduce como componente básico en la explicación del comportamiento del elector y de los partidos políticos, la relación costo-beneficio y la lógica del sistema de precios, desde la perspectiva de la teoría económica neoclásica. Metodológicamente, éste enfoque fue cambiando en el tiempo, a medida que la teoría económica neoclásica también se transformaba, para tener en cuenta los problemas de información asimétrica, la tecnología, y la interdependencia entre distintos agentes, dando como resultado dos tipos de teoría sobre el comportamiento electoral. Las teorías espaciales de comportamiento electoral derivadas de los planteamientos de Hotelling (1929), y las teorías estratégicas de comportamiento electoral.

El enfoque racional asume que la mayoría de las sociedades adoptan alguna forma de democracia representativa, donde los ciudadanos no deciden directamente sobre la política pública sino que escogen representantes para que decidan por ellos.

La acción política se convierte en un resultado de la racionalidad económica, que lleva a que impere la división del trabajo, donde tanto partidos políticos como ciudadanos, responden a un mismo patrón de comportamiento: el racional, pero con intereses contrapuestos. Por tanto, la teoría racional del comportamiento electoral, pone de manifiesto la existencia de racionalidad económica en la toma de decisiones individuales, tal como lo haría la Teoría de la Elección (Debreau; Allais; ). La racionalidad económica, reconoce una intención en el comportamiento individual y supone que ésta intención es siempre, el logro del máximo bienestar o ganancia posible al menor costo de oportunidad.

5.3.1 Teorías Espaciales de Comportamiento Electoral

Según Downs (1957), uno  de los precursores de las teorías espaciales del comportamiento electoral, es acertado asumir un enfoque positivo de la acción política que pueda- entre otras cosas-  explicar los estímulos de las actuaciones del gobierno, a partir de motivaciones egoístas; más que desde un enfoque normativo, que considera al gobierno, estimulado por la maximización de la utilidad social. Advierte en la segunda perspectiva, una falta a la realidad; en tanto el Estado, se encuentra manejado por hombres de carne y hueso, que persiguen su máximo beneficio y la reducción del costo individual, enfrentados a las dificultades de la agregación de preferencias distintas, para formar una función de bienestar social que el Estado tendría que contribuir a maximizar.

Sin embargo, las decisiones de votación deben relacionar varios aspectos que no involucran tan sólo el beneficio individual, sino también una especie de beneficio social. Los beneficios relacionados con la elección de un candidato, pueden ser de diverso tipo. Habrá más beneficio siempre que exista la posibilidad de ocultar información, disponer de información que nadie más posee, o tomar decisiones de política económica por ejemplo, a favor de un grupo de presión particular.

En cada caso, para el votante mediano estos beneficios sólo se solidifican, una vez está adherido a un partido que agrupa sus intereses y los de otros similares a él, lo que le permitirá  presionar a través de acciones políticas, la realización de políticas económicas específicas en beneficio de su grupo (Olson, 1971; Downs, 1957).

Incorporando el análisis, que el denomina positivo de la acción pública, Downs (1957)  plantea la interacción entre ciudadanos y gobierno en la democracia, en dos planos: Uno donde existe información perfecta, y otro donde es escasa.


En el primer escenario, ningún ciudadano influye en el voto del otro, la persuasión no opera  y se pueden establecer claramente las intenciones de sufragio. Por el contrario, con la aparición de la ignorancia, la decisión de voto se difumina. Es allí, donde aparecen los persuasores y expertos en mercadeo político, se rompe la igualdad de derechos entre los ciudadanos, y se presenta una asimetría en la relación del gobierno con los ciudadanos, que crea ciudadanos notables (que dominan la información), y ciudadanos ordinarios (que reciben orientación de los primeros).

Sin embargo, estas decisiones son tomadas bajo un ambiente de incertidumbre e información imperfecta, que impide la asignación óptima de los recursos.  Lo que hace relevante, la modelación del comportamiento electoral bajo estas condiciones, como forma de acercarse más a la realidad.

Según el modelo de Downs (1957), información imperfecta implica que:
  1. Los partidos no saben exactamente lo que los ciudadanos desean.
  2. Los ciudadanos no siempre saben lo que el gobierno o su oposición ha hecho, está haciendo o deberá hacer, para servir a sus intereses.
  3. La información necesaria para superar esta ignorancia es costosa.
  4. Existen problemas de comunicación.

Más aún, el conocimiento imperfecto permite que en un mundo donde se supone que reina la distribución igual de los votos, la distribución desigual de la renta, de la posición y de la influencia, tengan una participación en la soberanía de la decisión individual. En ese caso, la acción política efectiva, exige los recursos económicos necesarios para hacer frente a los costos de información.

En términos generales, se puede implicar que bajo éstas condiciones, seguir una conducta racional, es equivalente a permanecer desinformado esperando que los demás paguen por esa información; más aún,“los partidos políticos no buscan realmente una ideología particular, más bien, buscan el poder solamente por la renta, la influencia y el prestigio que lo acompañan” (Downs, 1957; 101).


Según Downs (1957), la ideología resulta de la construcción de imágenes verbales de la “sociedad deseable” y de las principales políticas utilizables para crearlas. En un sistema electoral, las ideologías ayudan a centrar la atención sobre las diferencias entre partidos[5].

En este orden de ideas, la ideología se convierte también en un poderoso vehículo para la toma de decisiones, dado que virtualmente reduce los costos de informarse sobre aspectos complejos del bien común. Para este caso, el autor acude a H. Hottelling (1929), para concluir que si bien los electores pueden tener ideologías distintas, la situación más óptima, es la existencia de un régimen bipartidista, que con un electorado no polarizado, se acerque a opciones de centro.

En conclusión, “la apatía de los ciudadanos respecto de las elecciones, su ignorancia de los principales problemas, la tendencia de los partidos -en un sistema bipartidista- a parecerse el uno al otro, y el carácter anti-consumidor de la acción gubernamental, pueden explicarse lógicamente como reacciones eficientes de la información imperfecta en una democracia amplia” (Downs, 1957;110).

Uno de los modelos más destacados de la competencia electoral en el análisis espacial es el llamado Votante Mediano.

El modelo del votante mediano (Ver Recuadro 5.1), indica que bajo la regla de la mayoría, el votante mediano determina en cierto sentido  los resultados de las elecciones. El votante mediano está en la posición intermedia a la hora de decidir. Con esto el candidato adoptará un conjunto de posiciones que reflejen la posición o las preferencias del votante medio de su partido para ganar su denominación como representante, luego acercará sus puntos de vista a los del centro político, cada vez que se enfrente a otros oponentes, a su vez, éstos reorientaran su campaña hacia el votante mediano del total de la población.



5.3.2 Teorías Estratégicas de Comportamiento Electoral

Las  Teorías Estratégicas del Comportamiento Electoral suponen que las decisiones que se toman en el juego político de las votaciones, se realizan bajo incertidumbre e información imperfecta, por lo tanto, el comportamiento de los agentes políticos es estratégico, en el sentido que tiene en cuenta, la interdependencia entre las acciones de un agente con las de los demás.

Generalmente, bajo los supuestos de incertidumbre e información imperfecta, el mecanismo de precios tiene problemas para asignar eficientemente los recursos económicos, por lo que surgen fallos de mercado, externalidades y bienes públicos.

En presencia de bienes públicos[6] o de bienes indivisibles, cada individuo tiene siempre motivos para evadir su participación en el costo de obtenerlos, o mejor aún, cada individuo tiene incentivos para evadir los costos de obtener éstos bienes. Si dicho individuo supone que el comportamiento de los demás está dado, el que reciba o no beneficios, no dependerá de su propio esfuerzo, pero el costo de la contribución en cambio, si requerirá su propio esfuerzo.

Por tanto, al igual que en el dilema del prisionero, si todos los individuos actúan racionalmente, el resultado es que nadie paga por la información, y no se generan beneficios.

El proceso de elección social a través de la regla de la mayoría, es un claro ejemplo de un fallo en la asignación de los recursos de la sociedad. En un proceso electoral, los candidatos ofrecen a los electores, un conjunto de temas o asuntos sobre los cuales los individuos manifiestan una preferencia. Estos eligen los candidatos que  representan en forma más adecuada sus necesidades colectivas. Sin embargo, existen  problemas para revelar sus preferencias a través de la decisión mayoritaria, en la mayoría de los sistemas políticos, en particular, las democracias.

El suministro de un bien público cuyo beneficio total es mayor que su costo total, aumenta el bienestar de la sociedad. Sin embargo, la decisión por mayoría no siempre da como resultado una asignación eficiente.  Esto es, puede haber ineficiencia en la producción de un bien público y por tanto, por asignación excesiva o insuficiente de recursos a ese uso particular. Efectivamente, el gobierno puede fallar en proporcionar bienes públicos cuya producción es económicamente justificable, mientras proporciona otros que no lo son.

El problema aquí, es que los consumidores individuales pueden obtener cualquier bien privado una vez han revelado su verdadera preferencia por éste, y poseen capacidad de pago, aunque ese bien no sea preferido por los demás; pero éstos mismos consumidores, no podrán adquirir fácilmente bienes públicos, a menos que sea aprobado por la mayoría. Por tanto, debido a que no incorpora la intensidad de las preferencias del elector individual, el voto por mayoría puede dar lugar a resultados económicamente ineficientes. Es aquí, donde entra la acción de los grupos de interés y la negociación de votos, que se convierte, en una forma coordinada de resolver las ineficiencias asociadas a la votación por mayoría[7].

En otras palabras, la votación por mayoría se convierte en una forma de representación. Según Duverger (1992), la representación, fenómeno ligado directamente con las democracias, es un estado de hecho, el elegido representa al elector en el sentido en que existe una semejanza entre las opiniones políticas del electorado y las de los políticos elegidos. Y el sistema electoral responde a esta representación, en la cual las mayorías gubernamentales adoptarán la posición que les permita mantener el poder. A ésta forma, también se le conoce como votación por mayoría donde el candidato ganador se lleva todo. Su principal implicación es la Ley de Duverger en la cual, bajo votación por mayoría, en un sistema electoral pluralista tienden a existir tan sólo, dos partidos políticos.

Por el contrario, en democracias que usan sistemas electorales de representación proporcional, a menudo tienen muchos más partidos que ganaran una representación substancial en la legislatura (Myerson, 1996).

Otra consecuencia importante, de la  información asimétrica, son los llamados problemas de agencia, en los cuales, existe un principal que posee información imperfecta sobre el esfuerzo que realiza un agente al ejecutar una tarea (Kreps, 1991). La solución a los problemas de agencia proviene de la búsqueda de soluciones coordinadas a problemas de información asimétrica, riesgo moral y selección adversa, a través de acuerdos, convenciones sociales, y otras formas de coordinación que garantizan una compatibilidad de incentivos y la llegada a un equilibrio.

Se requiere entonces coordinación de las acciones para obtener un resultado ganancioso para todos. Una forma, “la clásica” de coordinación es a través de un acuerdo explícito en el que todos obedecen a un poder o agente central, que a través de la norma o un conjunto de reglas claramente especificadas, obliga a todos los miembros del acuerdo a cubrir el costo (membresía).

Por tanto, cuando los oficiales o agentes del gobierno, están sujetos a riesgo moral y observancia imperfecta, es necesario para la supervivencia del sistema político, que éste resuelva problemas de agencia básicos,  motivando a los altos oficiales del gobierno, a través de estructuras institucionales  y restricciones constitucionales.

Es válido preguntarse, cuáles son las fuerzas que sostienen la constitución de un sistema político. Según Myerson (2005) las reglas de una constitución pueden ser reforzadas solo por acciones de personas individuales, y esos individuos deben tener una motivación positiva para reforzar esas reglas constitucionales. De tal modo, que una constitución puede ser efectiva tan sólo, cuando hay agentes políticos específicos, que esperan ser recompensados en la medida en cómo ellos apoyan las reglas constitucionales. Pero que al mismo tiempo, podrían perder los beneficios y privilegios, si ellos no cumplen con sus responsabilidades constitucionales.

Sin embargo, la información más útil para ejercer presión efectiva y posicionar un grupo de interés, sigue siendo costosa y difícil de adquirir. Por lo tanto, los sistemas políticos democráticos son ineficientes. En sentido estricto, el gobierno no sirve a la mayoría, como lo haría si ésta estuviese bien informada. Pero nunca la mayoría se informará bien, puesto que el hacerlo es colectivamente racional, pero individualmente irracional. Y en ausencia de cualquier mecanismo que asegure la acción colectiva, prevalece la racionalidad individual.  En últimas, el electorado se somete a un proceso de “explotación extensiva” por parte de los grupos de presión que si tienen recepción en las políticas del gobierno, y del gobierno mismo; además, por parte de los “rent-seekers[8]. La efectividad de los grupos de presión recae precisamente, sobre la actuación racional de los mismos, los individuos explotados (por fuera del grupo de presión)  y el gobierno.

5.3.2 Un Modelo de Decisión Electoral

Suponga que en una sociedad con democracia participativa, los n ciudadanos pueden participar en la elección entre el candidato j perteneciente a un partido político,  y otro candidato  perteneciente a otro partido político. Cada ciudadano i puede elegir entre votar por el candidato j de su preferencia, en cuyo caso obtendrá un beneficio de , (); votar por cualquier otro candidato, en cuyo caso obtendrá un beneficio , y supondremos que es nulo: , ó elegir no votar, esto es, abstenerse, cuyo beneficio es . En general, cada una de éstas acciones pertenece al conjunto  de acciones, tal que . Suponga además, que la estructura de preferencias del ciudadano i es:  . La probabilidad de ganar de  es p y la probabilidad de perder, o lo que es lo mismo, de que gane es  (1-p). Si el ciudadano i decide votar debe incurrir en un costo asociado con dirigirse a las urnas y capturar información sobre los candidatos . Además, si el candidato de su preferencia gana, el ciudadano i obtiene una ganancia adicional  que corresponde a los favores que recibirá de su partido político, por haber apoyado la elección. De tal forma que, la utilidad esperada  del ciudadano i de cada acción , viene determinada por:
Ó en forma General:

Dado las preferencias del ciudadano i, el o ella debe decidirse entre votar por el candidato de su  preferencia o abstenerse. Por tanto, la regla de decisión del ciudadano i es:
Si  decide votar
Si decide abstenerse

Esto es, el ciudadano i vota si y solamente si:
Si el

5.4 Elementos Críticos De La Teoría Política Formal

En términos generales, la teoría política formal se ha enfocado en el conjunto de instituciones norteamericanas, y ha dejado de lado en el análisis, el estudio del comportamiento electoral en otras latitudes. Desconociendo no sólo así, las particularidades de los procesos políticos en diferentes países, con distintas culturas e historias políticas, sino también, el hecho mismo de que el análisis político debe plantearse en el estudio de las instituciones mismas.

Además, en la política a diferencia de la teoría de precios, en muchas ocasiones los electores no votan por el candidato que más prefieren, sino que, dependiendo del sistema electoral establecido, los electores terminan eligiendo su segunda opción más preferida o su tercera opción más preferida,  sin  que estas elecciones se vuelvan irracionales. O en ocasiones, prefiriendo la abstención, ó al candidato o partido corrupto. Por lo cual, es necesario tener en cuenta teorías y modelos en los cuales, se haga evidente la posibilidad que tiene un votante de elegir a un candidato dependiendo de las predicciones sobre las posibles elecciones de los otros votantes.

Introducir la estrategia en el análisis político, ha permitido construir numerosos modelos desde la economía, que simplifican las principales implicaciones de las acciones de candidatos y votantes (Cox, 1987, 1990; Myerson, 1993, 1996 ), y que muestran, una nueva perspectiva de solución de los problemas políticos más frecuentes, en países como los de América latina. Al presentar como conceptos de solución los liderazgos coordinados, o los acuerdos de participación política y control ciudadano. Por ejemplo, Myerson (2005) revela la necesidad de tener en cuenta que los factores culturales pueden afectar el posible éxito de una democracia, y éstos podrían mostrar la dirección de la política económica para promover el cambio de estado social.



























[1] Hay generalmente gran correlación entre la intención electoral y la predicción del probable ganador. Dos procesos psicológicos podrían explicar esa relación: El efecto “bandwagon”, donde las especulaciones sobre el vencedor  influyen sobre la decisión política; más el proceso de proyección, donde los individuos pueden proyectar su propia intención política sobre otros y esperar que el comportamiento electoral de éstos, sea idéntico al suyo propio.
[2] Como veremos más adelante, esta es una posición radicalmente diferente a la de la Teoría del Ciclo de Negocios Político, al poner factores como la imagen pública y las percepciones de ésta,  por encima del desempeño del gobierno y sus agentes de política económica.
[3] Se trataría de democracias plebiscitarías como las que imperaron en el cono sur hasta mediados del siglo XX. En estos países, los mecanismos de representación política parlamentaria, perdieron peso frente a la autoridad presidencial, por lo cual los caudillos que accedían a la primera magistratura, pretendían  legitimar su poder a través de un contacto directo con el pueblo.
[4] Existe una dependencia recíproca de los fenómenos políticos. Tanto el sistema electoral influye en la organización de los partidos, así como, los partidos pueden reaccionar ante el sistema electoral, utilizando los votos para mantener cohesión, disciplina y finalmente, el poder en los escaños públicos. (Duverger, 1992)
[5] A partir de esta definición, el análisis de Downs (1957) gira en torno a las ideologías, más que a las políticas detrás de un sistema de partidos.

[6] Entendemos por bienes públicos, aquel tipo de mercancías que cumplen con dos condiciones: la no rivalidad y la no excluibilidad. La primera se refiere, a que su uso por parte de un individuo no impide que otros lo consuman. Mientras que la segunda,  se refiere a que la utilización de un bien no puede ser impedida  por ningún otro individuo.
[7] La posibilidad de obtener resultados acordes con los intereses comunes del grupo, garantiza un resultado coordinado. No obstante, supone la agregación de preferencias individuales, lo que nos lleva al Teorema de la Imposibilidad de Arrow que se tratara en el siguiente capítulo.
[8]Rent seeking” o búsqueda de rentas, hace referencia a aquella situación, donde individuos que tienen acceso al poder o algún bien publico, están atentos a obtener beneficios privados, aprovechando su posición laboral o social.
Sobre la teoria Y LA PRACTICA DE LA POLITICA DEL DESARROLLO EN AMERICA LATINA BAJO LA PERSPECTIVA DE GËNERO 

Por. Raúl Cortés Landázury.* 
Teorizar acerca del concepto de desarrollo ha sido preocupación de sociólogos economistas y politólogos. Para muchos el desarrollo ha significado el éxito del crecimiento , económico pero para otros y entre estos los discursos del feminismo, este planteamiento no deja de ser producto del androcentrismo.
El análisis de la relación entre la perspectiva de genero, la política y la práctica del desarrollo del desarrollo no deja de ser atractiva no solo desde el punto de vista teórico sino por sus implicaciones empíricas, sobre todo cuando se trata de los países en vía de desarrollo sumidos en agudos estados de concentración del ingreso, exclusión y silenciosa degradación ambiental; pero que se aprestan a salir del atraso a través de una profunda reforma estructural que confía en que la expansión del mercado conducirá rutas sostenidas de crecimiento y bienestar.
Por el lado ambiental, el feminismo se debate  en un modo de pensamiento y acción la mejor modo de proceder frente a los próximo derroteros del desarrollo que se centra en el dilema de buscar la igualdad con los hombres en términos ofrecidos sustancialmente (pero de forma discutible) por hombres, o  centrarse en las diferencias entre hombres y mujeres y procurar revalorizar las (supuestas) características de la mujer, actualmente suprimidas.
Más allá de esta distinción, algunas ecofeministas ven la época como una oportunidad para rechazar la elección que implica y opta, en cambio por una política de nueva en un ambiente de configuración, que supere el dualismo. En la medida en que las ecofeministas suscriben la estrategia de la “diferencia”, no lo hacen sólo con miras a liberar a la mujer, sino también con el propósito de animar a los hombres a adoptar modos “femeninos” de pensar y actuar, promoviendo así relaciones más sanas entre la gente en general, y también entre la gente (pero especialmente los hombres) y el medio ambiente. En lo que sigue supondré que el ecofeminismo de la “diferencia” es el centro de gravedad de la discusión y desarrollaré la versión “desconstructiva” mediante una crítica de aquel ecofeminismo.1
El ecofeminismo de la “diferencia” parece estar construido entorno a tres series principales de pensamientos. En primer lugar, tales ecofeministas suelen abogar por la existencia de valores y modos de comportamiento que son principalmente femeninos, en el sentido de que los poseen, o los manifiestan, más fundamentalmente las mujeres.

¿QUIÉN O QUÉ ES LO QUE EN REALIDAD SE HA DESARROLLADO?
Con el trabajo pionero de Ester Boserup (1970) muchas feministas y otras intelectuales empezaron ha explorar la relación que existe entre desarrollo y género, y la importancia del “nuevo” patrón de desarrollo económico.
Las perspectivas feministas argumentan que los patrones de desarrollo implementado por los gobiernos del tercer mundo, asumían que eran los hombres los depositarios de los programas que se instrumentaban en esos países. Muchos países asumían que la fuerza de trabajo estaba compuesta básicamente de hombres, y por lo tanto, las políticas económicas estaban orientadas hacia este grupo social. La fuerza de trabajo que se encontraba en la economía informal (la cual esta en mayor parte constituida por mujeres), no era considerada en las cifras nacionales. Por tanto, las políticas es esos países, negaban el rol de la participación económica de las mujeres en el desarrollo económico1.

¿CÓMO OCURRE EL DESARROLLO?
Durante las tres décadas los procesos de desarrollo seguidos por los países del tercer mundo han estado basadas en dos estrategias. Por un lado, este patrón ha significado la introducción de políticas orientadas a la exportación así como el incremento de actividades informales. Por otro lado, las intelectuales feministas han señalado que el desarrollo ha involucrado una mayor participación de las unidades domésticas.
Desde principios de la década de los sesenta, el mundo ha empezado ha experimentar cambios en el proceso de producción. En los países desarrollados como los Estados Unidos, se inició una férrea competencia por competir en el mercado internacional (especialmente de Japón y Alemania Occidental), se apreciaba una incapacidad de estos países para atender las necesidades del mercado.2 Según Piore & Sabel (1984), se dio un giro en la producción en donde lo importante era producir una dinámica de especialización orientada a la demanda del mercado.
Mientras tanto en América latina se inicio una política de crecimiento orientada a la exportación como medida para enfrentar la crisis que se experimentaba. El Milagro Asiático ha sido señalado como un claro ejemplo de la recuperación económica y muchos supieron que este modelo representaba un nuevo patrón de desarrollo económico que otros países de África y América Latina debían de emular. El grupo de los cuatro – orea del Sur, Hong Kong, Singapur y Taiwán – han tenido en crecimiento espectacular en la cadena de la producción mundial en las ultimas décadas, incluso el crecimiento ha sido en algunos casos mayor que en las economías de los países desarrollados. Sin embargo, esta integración a la economía mundial ha sido experimentada de manera diferente por lo diversos países en Asia, América Latina o África. Las flexibilidades económica, cultural y políticas son factores que hacen más o menos atractivos la inversión extranjera en esos países.

¿CUÁLES SON LAS CONSECUENCIAS DE TALES POLÍTICAS DE DESARROLLO?
La reestructuración económica global ha traído consecuencias desiguales para hombres, mujeres y niños. Feldman afirma que las mujeres han traído ‘especialmente afectadas porque ellas representan una parte importante de los pobres en el mundo entero, ellas forman parte de la fuerza de trabajo que tiene empleos mal remunerados y además, están con la prédica de balancear el trabajo doméstico con el trabajo remunerado.
Esta carga desigual significa una reorganización de la vida cotidiana no sólo en el área reproductiva sino también en las actividades productivas con dimensiones de género muy peculiares. Por ejemplo, los programas de ajuste estructural implementados por los países en desarrollo se traducen en cortes presupuéstales del gobierno en área de la salud y educación que afecta especialmente a las mujeres dado que ellas tienen que encontrar alternativas para suministrar los déficit de los servicios públicos. Los preceptos culturales contribuyen a mayores consecuencias negativas para las mujeres pues muchos lugares se privilegia a los varones en detrimento de las mujeres. Se pueden observar las más altas tasas de mortalidad entre niñas de 2 – 5 años, esto puede ser producto de peores niveles de nutrición pues en muchos hogares se privilegia la alimentación de los varones dado que se les considera futura mano de obra. También es cierto que la educación de los varones es privilegiada, en India, por ejemplo, 60% de los niños y niñas de zonas rurales entran a la escuela primaria pero después de cinco años, solo 16 % de las niñas permanecen en la escuela en comparación con 35% de los niños.
Las crisis económicas también han provocado un incremento de la participación de las mujeres en la economía formal. En México, la participación de las mujeres casadas que viven en unión libre se ha incrementado en 69% entre 1976 y 1987. según Beneria este fenómeno trae consigo la modificación en la organización de la vida cotidiana de los hogares dado que es necesario mayor trabajo tanto dentro como fuera de el hogar.

TEORIAS DEL DESARROLLO: UN SESGO DE GENERO

El problema  del desarrollo ha sido un tema implícito en los debates de los trabajos sociológicos clásicos de Marx, Weber y Durkheim. Estos tres pensadores compartían la idea de que los países del Occidente del siglo XIX estaban experimentando una profunda transición de ser una sociedad tradicional a una sociedad moderna y lo que esta transformación produjo fue un quiebre de la vida en comunidad y la emergencia de estructuras sociales más impersonales y universales. Sin embargo, no fue sino hasta finales de la década de los cincuenta que los científicos sociales empezaron a postular teorías del desarrollo de manera explícita, considerando las diferencias entre los países pobres y los ricos (Wallerstein, 1991).
Rostow postuló su famosa teoría de las etapas de las etapas del desarrollo en la que argumentaba que todas las sociedades son similares y que por tanto, todas las sociedades podían alcanzar la “más alta etapa del desarrollo” con la cual se alcanzaría ser autosuficiente y moderno.3 Este enfoque se le denomina teoría de la Modernización. Los teóricos de la Modernización mantenían que los países del tercer mundo tenían ventajas comparativas sobre otros países dado que poseían materia prima lo cual les permitiría alcanzar la etapa del despegue. Los teóricos de la Modernización plantean que los países menos desarrollados necesitan replicar los patrones de desarrollo de las sociedades modernas.
Todaro criticó esta perspectiva teórica, dado, según él a que ésta se basaba en las experiencias de las condiciones institucionales de sociedades Europeas que no corresponden a la situación de países menos desarrollados. Germani (1981) mantiene que los modernistas fallan en explicar las condiciones económicas y culturales de los países de América Latina, además fallar en entender el desarrollo como un proceso lineal. Como reapuesta a la teoría de la Modernización aparece la llamada teoría   Dependencia. Esta corriente teórica fue el producto de las discusiones que se gestaron en la Comisión de las Naciones Unidas para América Latina (también conocidas como la escuela CEPAL) e influenciada también por la Revolución Cubana y la reinterpretación del Marxismo. Los cepalinos argumentaban que el problema del subdesarrollo estribaba en los patrones de comercio desigual entre los países del centro y los países de la periferia. Los países periféricos pasan a la dependencia a través de la exportación de la materia prima que envían a los países periféricos dado que estos dependen de la demanda de esos países para poder tener una economía estable. Los dependentistas proponen que la clave pasa salir del subdesarrollo es promover la substitución de importaciones o un patrón de desarrollo periféricos dado que estos dependen de la demanda de esos países para poder tener una economía estable. Los dependentistas proponen que la clave para salir del subdesarrollo es promover la substitución de importaciones o un patrón de desarrollo hacia adentro.4  Para otros intelectuales como Dos Santos (Todaro, 1977) y Amin (1972) la dependencia de los países del centro sobre los periféricos no solo ha sido económica sino también social y política. Para Todaro (1977: 168) el desarrollo debe ser concebido como un proceso multidimensional que implica cambio en estructuras, actitudes e instituciones así como también el crecimiento económico, la reducción de la desigualdad y el fin de la pobreza absoluta.
Para finales de los setenta e inicios de la década de los setenta diferentes eventos económicos y políticos condujeron a la reevaluación de los patrones de desarrollo no sólo de los países del tercer mundo sino para las economías desarrolladas. El evento más significativo fue la crisis del petróleo en 1973, el florecimiento de movilizaciones políticas (México, Checoslovaquia), una alta deuda externa de parte de muchos países del tercer mundo, las políticas de austeridad impuestas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. A la par, se iniciaba un proceso nuevo y más sofisticado patrón de industrialización que involucraba el esparcimiento de empresas multinacionales manufactureras en países del tercer mundo y un nuevo rol de Estado como promotor y organizador de la economía.
Según Castell y Laserna las economías mundiales están siendo testigos de un proceso de reestructuración económica global con una nueva división internacional del trabajo. Para estos autores América Latina esta sufriendo dramáticos cambios económicos que son productos de esta nueva forma de dependencia, vinculada a la resolución tecnológica y viejas formas de dependencia como la financiera. La entrada de empresas multinacionales, argumentan algunos autores, no significa necesariamente la transferencia de tecnología a los países menos desarrollados.

TEORIAS DE DESARROLLO Y LAS CRÍTICAS FEMINISTAS
Intelectuales feministas ha enriquecido la discusión sobre las políticas de desarrollo incorporando la categoría de género como un elemento fundamental para desenmascarar el carácter sesgado de las teorías del desarrollo y las políticas de desarrollo impuestas a los países del tercer mundo . en primer lugar, la literatura sobre las mujeres y el desarrollo ha señalado el hecho de que la participación de la mujer en la producción ha sido un fenómeno negado, el mito de las mujeres como participantes periféricos de la economía ha sido develado. En segundo lugar, un área de la literatura ha concentrado su atención en la relación entre política de desarrollo, pobreza y estrategias de sobrevivencia de los hogares. Otra literatura ha enfatizado los efectos de los programas de ajuste estructural en la situación de las mujeres. Otra preocupación de algunos investigadores ha sido la condición de las mujeres en las zonas rurales. Recientemente, feministas intelectuales han analizado la importancia de la perspectiva de género de las unidades domésticas y su relación con las políticas de desarrollo. Esta ultima perspectiva ve a las unidades domésticas no sólo como mediadores entre las estructuras y los individuos, sino también como unidades altamente contradictorias. Lo que unifica a todos estos enfoques es su énfasis en ver a la mujer como parte del proceso de desarrollo y como actor en las políticas de desarrollo implementadas en el mundo.

TEORÍA DE LA MODERNIZACIÓN Y SUS CRÍTICOS
La teoría de la modernización ha sido especialmente criticada por los investigadores feministas (Boserup, 1970; Tinker & Brimstone, 1976; Alied, 1977; Charlton. Uno de los argumentos más contundentes es el de Elton (1991), ella sostiene que el desarrollo y, por tanto, las políticas de desarrollo implementadas han sido un proceso sesgado. Los políticos han visto a las mujeres como simples individuos recipiendarios de beneficios sociales más que productores o agentes del desarrollo. Las políticas de desarrollo implementadas por los gobiernos de países del tercer mundo asumen una neutralidad de género lo cual, según Elton, obscurece la distribución de los costos y beneficios del desarrollo. Por ejemplo, Greco y Whimp (1986) encontraron que existe una relación entre tecnología y género dado que cuando hay transferencia de tecnología a los países del tercer mundo, los hombres son principales recipiendarios. La tecnología y el entrenamiento ha beneficiado a los hombres y margina a las mujeres. El trabajo de Boserup (1970), el rol de la mujer en el desarrollo económico representa, sin duda, la primera critica al concepto de desarrollo usando una perspectiva de género. Boserup identifica varios aspectos: primero, que existe una clara división del trabajo en término de género y edad en el sector agrícola; segundo, que generan consecuencias negativas del colonialismo para las mujeres; tercero, la subestimación de las estadísticas oficiales del trabajo de la mujer en el trabajo agrícola; y cuarto, además de mostrar que los proyectos de desarrollo dañan en lugar de mejorar la situación de la mujer. Sin embargo, el trabajo de Boserup presenta algunos problemas, por ejemplo, no existe un análisis de la reorganización de los hogares y de las relaciones de poder al interior del hogar dado que su trabajo se encuentra en el análisis de las variables macro económicas (nivel de empleo, desempleo, urbanización y migración). Por otro lado, Boserup sigue en la línea de los modernistas al postular que existen dos tipos de sociedad una tradicional y otra moderna.
Beneria y Roldan (1987) critican la teoría de la modernización porque, entre otras cosas, iguala desarrollo con crecimiento económico. Además, ellas mantienen que esa teoría no habla de las asimetrías que la sociedad genera; por último la teoría de la modernización visualiza a las mujeres como pasivos sujetos de cambio. Beneria y Roldan dicen que las demandas de los países capitalistas de mayor participación de las mujeres en la economía ha generado tensiones y contradicciones al nivel del hogar, del sector informal, y de las instituciones e ideológicas patriarcales que definen el trabajo femenino y los roles familiares.

FEMINISMO SOCIALISTA
Esta corriente del feminismo trata de vincular la vida productiva y reproductiva en la vida de las mujeres. Parten de la idea que para explicar la reestructuración económica global se deben de introducir las dimensiones de género y clase. Una de las principales criticas de esta corriente va hacia las explicaciones de tipo estructural marxista que enfatizan la estructura económica y de esta manera las relaciones de poder dentro de la familia, y la división del trabajo son dejadas de lado.

LAS MUJERES EN EL SECTOR RURAL
Un punto común en los análisis feministas es que las mujeres del sector rural han sufrido un deterioro mayor de sus condiciones de vida que las mujeres de las zonas urbanas. Un reporte de las Naciones Unidas muestra que a principios de la década de los ochenta, 70% de la población rural en África carecía de acceso a agua potable y en América Latina este porcentaje significaba cerca de 60%. Esta problemática significa para las mujeres una mayor numero de horas invertidas en el trabajo doméstico, por ejemplo en las zonas rurales de Botswana una mujer tiene que gastar un promedio 5.5 horas por semana en acarrear agua o en algunas partes de la india se invierten cerca de 7 horas.
Los patrones de migración entre los varones ha sido otro fenómeno que ha afectado la reorganización de la estructura familiar pues existen mayor número de hogares por mujeres. En Kenia, 40% de los hogares de las zonas rurales están dirigidos por mujeres, en Ghana este porcentaje es de casi el 50%. Además se estima que las mujeres son las únicas proveedoras económicas un cuarto o un tercio de los hogares en el mundo.
Algunas propuestas de esta corriente teórica sostiene que es necesario que en futuros análisis de mujeres y desarrollo deben dar respuesta a preguntas que aún están sin resolver, como: a) ¿Cuál es el rol político de las mujeres tomando en cuenta una noción más amplia de política? Esto, partiendo del hecho que la participación de las mujeres en las comunidades para la obtención de recursos no puede ser visualizada sino se incluye una noción más amplia del concepto de política, más allá de la participación formal en las organizaciones como partidos políticos. Aunque si bien es cierto que las crisis económicas y políticas han llevado a un incremento en la participación de las mujeres en la política formal. b) ¿Cuál es la noción de la familia que debe ser replanteada para incluir hogares dirigidos por mujeres? c) ¿Cuál es el papel del poder masculino como una propiedad de las relaciones de género implicadas en las políticas de desarrollo? Es esta última pregunta a la que queremos acercarnos a continuación con la exposición del concepto de poder desde la perspectiva teórica de Giddens para después pasar a el análisis de el concepto de género.

EL CONCEPTO DE PODER Y AGENCIA DE GIDDENS
Giddens (1995) define poder como un producto de tres características internacionales. En primer lugar, el poder es la capacidad de los seres humanos para intervenir en una serie de eventos de tal manera que alteren su curso. Poder se relaciona con la noción de praxis y por lo tanto, es mutable históricamente a condiciones de la existencia social y material. En segundo lugar, el poder es relacional ya que la acción que se toma con la intención de asegurar resultados particulares involucra respuestas o el comportamiento potencial, de otros. En tercer lugar, el poder involucra una dialéctica de control que significa la capacidad que tiene el débil en las relaciones regularizadas de autonomía y dependencia que constituyen los sistemas sociales, para convertir su debilidad en contra del poderoso (Giddns, 1982: 39), por lo tanto hay una presencia universal de grados desiguales de autonomía y dependencia en todas las relaciones sociales. Es posible encontrar esta dialéctica de control en la organización del grupo familiar ya que hay diferentes aspectos que son reproducidos pero que son transformados por acciones de los “subordinados” a pesar de la dominación por parte de los maridos.
Otro concepto relevante es la agencia. Giddens propone ver la relación entre agencia y poder de la siguiente manera: “... Ser un agente humano es tener poder, ser capaz de hacer una diferencia en el mundo”. En cualquier relación donde pude estar involucrado en un sistema social, los individuos que parecen más “débiles” son capaces de movilizar recursos a través de los cuales ellos crean espacios de control en relación con sus vidas diarias, y en relación con las actividades de los más poderosos.
Esto implica que los individuos pueden intervenir en un curso de eventos en el mundo y aún, los individuos sin poder pueden usar bases de poder, a las que Giddens llama recursos. “Recursos son los medios a través de los cuales se emplea poder en el curso rutinario de acción social”. Hay dos tipos de recursos: recursos de autoridad o recursos de asignación. Los recursos autoritativos son aquellas habilidades que alguien impone sobre otra gente (oportunidades de vida, posición temporoespacial, y organización y relación entre gente). Los recursos de asignación son capacidades que alguien impone sobre objetos materiales (por ejemplo medios de producción o materias primas). En este sentido los individuos pueden cambiar las prácticas sociales algunas veces aún sin saber que lo están haciendo.
Así, creemos que los conceptos de Giddens acerca de poder, agencia y recursos pueden echar por tierra los estereotipos de que las mujeres en general no posean algún tipo de poder y que los hombres sean los poseedores por excelencia de éste. Las mujeres pueden ejercer alguna agencia aún en condiciones violentas extremas. Por ejemplo algunas mujeres pueden usar su recurso autoritario de ser madres para cambiar las oportunidades ocupacionales de sus hijas e hijos. Podríamos encontrar un escenario muy posible en donde los ingresos de los hombres de clases populares (recursos de asignación) se encuentran en un deterioro constante por la crisis económica, los hombres pueden percibir el deterioro de su poder en la toma de decisiones de igual manera.

CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE GÉNERO
Los cambios en la fuerza de trabajo (por ejemplo incremento de los sectores de servicio y de comercio, una mayor participación de las mujeres en trabajos industriales, la entrada de los hombres en trabajos “más ligeros”) así como cambios en el nivel social (por ejemplo del tamaño del grupo doméstico, mayor número de grupos domésticos dirigidos por mujeres) se relacionan con dos importantes aspectos a los que nos referimos en las próximas secciones de este capitulo: género y estructuración económica. La construcción social de género sirve para entender cómo la sociedad organiza no solo los aspectos de las vidas de los hombres y mujeres a gran escala, sino también sus aspectos privados de sus actividades diarias en el hogar.
Para entender las identidades de género, revisaremos el concepto mismo de género. Las siguientes dos secciones – la construcción social de género y la reestructuración económica – servirán como el marco teórico de la tensión entre lo simbólico y los aspectos materiales del poder. Un estudio de la dinámica de poder entre hombres y mujeres debe reconocer temas teóricos relacionados con las relaciones de género. “Miembros de la sociedad personifican muchas identidades sociales diferentes y éstas pueden ser tensas o enmudecidas, según la situación. El género no puede ser determinado aparte del contexto en el que se da”. Además, debe tomar en cuenta escenarios local y nacional que circunscribe los cambios en los roles y actitudes entre hombres y mujeres. Un estudio acerca de poder tiene que describir como los hombres y las mujeres están cambiando al mismo tiempo que cambian las estructuras (es decir la entrada de las mujeres a la fuerza laboral, mayores niveles de desempleo masculino, menor cantidad de hijos en el hogar etc.)
La mayor participación de las mujeres en la economía formal pueden llevar a un aumento en la participación
La mayor participación de las mujeres en la economía formal puede llevar a un aumento en la participación de los hombres en la esfera doméstica. Por lo tanto, nuevas maneras de construir la o las masculinidades  y feminidad o feminidades debe ser dirigida para entender los cambios en las relaciones conyugales.

HISTORIA DE GÉNERO COMO UN CONCEPTO
Durante los años cuarenta, Simone de Beauvoir (1957) afirmo que  no nace mujer, sino que aprende a serlo. Ella puede ser una de las primeras estudiosas que vio la diferencia entre los conceptos de género y sexo. Sin embargo en los años setenta, estudiosos norteamericanos empezaron activamente a usar conceptos de género para entender la inequidad sexual Scott (1986) adelanta la idea de género que por primera vez apareció entre las feministas americanas que insistieron en la calidad social fundamental de las distinciones basadas en el sexo. Uno de los primeros investigadores que usó el concepto fue el Psicólogo Robert Stroller en su trabajo titulado sexo y género. Él analizó a niños con problemas mentales que habían suscitado cuando ellos tuvieron la experiencia de mutilación de sus genitales al nacimiento, y a los que se les había categorizado equivocadamente como pertenecientes a un sexo diferente. Él afirma que lo que determina la identidad de género de una persona no es el sexo biológico sino las experiencias territuales y tradiciones desde el nacimiento que han sido relacionadas con una categoría sexual particular Stroller Concluyo que “adquirir” la identidad de uno mismo es un factor más importante que las diferencias biológicas y hormonales. La mayor parte de los estudiosos centran su atención en tratar de contestar la siguiente pregunta: ¿por qué las diferencias sexuales implican inequidad por ejemplo, Michelle Rosado (1974) encontró que la característica principal presente en todas las sociedades la cual produce inequidades sexuales era la división persistente entre lo que es considerado lo femenino y lo masculino.
La teoría de Rubin (1975) de un sistema de sexo / género también contribuyó al desarrollo del concepto de género. El sistema el sistema sexo / género se refiere a “un conjunto de arreglos por los cuales la materia prima biológica del sexo humano y la procreación es formada por intervención humana y social y es satisfecha de manera convencional, sin importar que tan raras puedan ser algunas de esas convenciones” (Rubin, 1975: 165). El sexo, como nosotros lo entendemos (identidades de género, deseos, fantasías sexuales) es un producto social. Rubin critica los trabajos de Freud y Levi – Strauss porque no ofrece una explicación para la opresión de las mujeres.
Rubin define el género como la división de los sexos impuesta socialmente. Es un producto de las relaciones sociales de sexualidad. Ella usa una analogía para explicar sexo / género. Ella dice: “El hambre es hambre, pero lo que cuenta como comida está determinado y obtenido culturalmente (...) El sexo es sexo, pero lo que cuenta como sexo es igualmente determinado y obtenido culturalmente” (Rubin, 1975: 165). Por lo tanto, cada cultura determina lo que es convenientemente considerado comida, y lo que es socialmente aceptado como comportamiento sexual.
No fue hasta los ochenta que el estudio de género empezó a tener una mayor influencia en las principales ciencias sociales. Castellanos (1994) sugiere que la perspectiva del género emergió como resultado de dos tendencias académicas de estudiosos que se concentraron en “estudios de la mujer” y desde la discusión teórica entre los feministas radicales y el discurso de los teóricos analistas (postestructuralistas). El feminismo radical pertenece a la segunda generación de feministas quienes consideran el género como una diferencia cultural entre hombres y mujeres. Por un lado, existe una cultura dominante, que consiste en el predominio de los hombres, y basado en la violencia y en la necesidad de controlar el mundo, sin ningún respeto para los ciclos de la vida humana. Y por otro lado existe una cultura femenina, caracterizada por la sensibilidad, ternura, amor, paz, la habilidad de aguantar, así como respetar los ciclos de la vida humana.
El postructuralismo feminista mantiene que es un error concebir lo femenino como algo natural y que no cambia. La concepción de que existe algo esencialmente natural en el ser humano viene de lo que se conoce como el humanismo. Para el humanismo las diferencias entre ricos y pobres, blancos y negros, mujeres y hombres, serian parte de una naturaleza única humana que es la misma para todas las épocas históricas. La idea central del feminismo postructuralistas es, entonces, negar este intento del humanismo por definir a las mujeres como un concepto único. La meta de la mujer. Esta corriente del pensamiento sugiere que es necesario hablar de mujeres (en plural) dado que las condiciones de éstas varían de acuerdo al periodo histórico,cultural, de clase social, etc.

DEFINICIÓN DE GÉNERO
Basado en el post – estructuralismo (principalmente de Michael Focault y Jacques Derrida), Scott considera al género como una “categoría útil de análisis” el género constituye las relaciones sociales basadas en los sexos, y es una forma primaria de relaciones significantes de poder. Scott insiste que concentrándose en “como” la jerarquía de género son construidas podemos, enfatizar procesos en vez de orígenes. Otro papel del género es el aspecto relacional de las definiciones normativas del feminismo. Ella dice que el concepto de género implica para varios estudiosos que las mujeres no eran fácilmente entendidas sin el análisis de los hombres.
Lorber (1994) utiliza esta distinción entre sexos y género. Lorber asegura que la para la construcción del género individual se empieza con la asignación de una categoría sexual dependiendo de cómo se vean los genitales al momento de nacer. Los bebes son vestidos o adornados en la manera que juega su categoría sexual. La categoría sexual se convierte estatus de género a través del nombre, vestido, y uso de otras marcas. Generalizan nuestros cuerpos también implica prescribir comportamientos, expectaciones sobre que es lo  apropiado por un individuo en un contexto particular. Cuando un individuo nace, la primera pregunta que viene a la mente es, ¿Es hombre o mujer? La gente difícilmente pregunta primero sobre su bienestar físico. De esa manera, inconscientemente hombres y mujeres empiezan a hacer género. Los genitales se convierten en el primer paso para definir el genero. Después las madres, padres, parientes, doctores, enfermeras o la institución medica empieza a asignar diferentes símbolos a hombres y mujeres, coloreándolos con azul o rosa.
La introducción al concepto de género influencia el análisis sobre la identidad social. Nos lleva a contestar la pregunta: ¿qué significa ser un hombre o una mujer? Eso es, necesitamos hablar sobre feminidad(es) y masculinidad(es), primero, necesitamos ver la identidad femenina / masculina como una construcción social y cultural, y de esa manera, histórica y cambiante; segundo, el concepto de género nos impulsa a ver la interrelación entre las identidades masculinas y femeninas; tercero, con el género como marco teórico, debemos analizar la interacción entre las diferentes identidades femeninas y masculinas. Eso es, no existe una identidad única femenina o masculina. La identidad social es un proceso multideterminativo, que se construye en interacción con otros (Martínez & Montesinos, 1996).
Lo que es nuevo sobre el concepto de género es que separa las diferencias biológicas entre sexos para situarlos dentro del terreno simbólico (Lamas, 1986). El género como una construcción, nos permite definir en una manera precisa y clara cómo esta categorización toma una dimensión de no cualitativa. Las mujeres han sido asociadas con “la madre naturaleza” e identidades maternales, de esa manera, simbolizan la vida, y de esa manera, sus funciones biológicas han servido para excluirlas del poder público. Cuando las mujeres rompen su símbolo universal de maternidad, infringen el poder masculino. De esa manera impugnan en el monopolio del poder masculino.
Connell dice que el género es un área en que la clásica pregunta de poder sociológica, institucionalizó la inecualidad y aplicaciones de dinámicas de cambio social. Como una estructura, el género divide el trabajo en la casa y en la producción económica, los legitimaza en autoridad, y organiza la vida sexual y emocional.                                                   




* Economista, Mag Estudios Políticos. Especialista en Gestión Ambiental. Grupo de investigación , Desarrollo y políticas Publicas Polinomía
1 Dobson Andrew: pensamiento verde. Trotta.

1 Ramos Maria Elena. La política del desarrollo: desde la perspectiva de género, en Mariñez Navarro. Ciencia política: nuevos contextos, nuevos desafíos. Noriega. México 2001. 

2 Mientras que en 1963, la producción de los Estados Unidos representaba 40% de la producción mundial, en 1987 esta cifra bajó 24%; por su parte, Japón incrementó su producción de 5.5% a 19.4% en esos mismos años (Dicken, 1992).
3 Para Rostow las etapas de desarrollo eran: 1) la sociedad tradicional; 2) las precondiciones para el despegue; 3) el despegue; 4) el camino a la madurez y; 5) la etapa de la del consumo en masa. 
4 Según Roberts (1989) y Gereffi (1990), mientras Brasil y México siguieron este patrón de desarrollo hacia adentro, países asiáticos como Corea del Sur, Hong Kong, Singapur y Taiwán le apostaron a un modelo de desarrollo contrario, orientado hacia fuera. Según estos autores eso explicaría el llamado “Milagro Asiático”.